El escritorio Inés Bortagaray

Laptop. La computadora portátil en la que trabaja Inés tanto en la escritura de relatos como de guiones cinematográficos.

Auriculares. A veces necesita música para ayudarse en la concentración, muchas veces esquiva a la hora de escribir.

Libros. Las lecturas del momento suelen quedar sobre el escritorio mientras Inés se dedica a la escritura, en este caso una novela que la fascinó: Stoner, del norteamericano John Williams.

Agenda. No solo sus contactos personales figuran en la agenda, muchas veces su trabajo de guionista la obliga a contactos permanentes con otros guionistas y directores.

Manuscritos. Viejos artículos periodísticos, esbozos de relatos o poemas que alguna vez intentó y que ahora vuelve a recuperar descansan a un lado esperando su oportunidad.

Colores infantiles. Lápices y libros de colorear también quedan a mano sobre el escritorio, muchas veces el rol de madre se superpone a la escritura.

La lata. “Hay de todo un poco ahí”, se justifica. Casi cualquier objeto pequeño que es preferible que no quede suelto va a parar al recipiente.