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Pincha sobe los círculos para conocer detalles de la batalla

Pólvora española La crucial cantidad de soldados cristianos y la mayor potencia de fuego, sobre todo la de los disciplinados arcabuceros castellanos, marcaron las diferencias en Lepanto. De los 28.000 soldados cristianos, 8.000 eran españoles y 12.000 los pagaba Felipe II. Los Tercios españoles embarcados estaban bajo las órdenes de Lope de Figueroa, Pedro de padilla, Diego Enríquez y Miguel de Moncada. Frente a las flechas turcas, se impuso el arcabuz cristiano y las medidas de Don Juan de Austria para aumentar la eficacia de tiro: embarcó españoles en las galeras venecianas y cortó los espolones de las galeras.

Pólvora española La crucial cantidad de soldados cristianos y la mayor potencia de fuego, sobre todo la de los disciplinados arcabuceros castellanos, marcaron las diferencias en Lepanto. De los 28.000 soldados cristianos, 8.000 eran españoles y 12.000 los pagaba Felipe II. Los Tercios españoles embarcados estaban bajo las órdenes de Lope de Figueroa, Pedro de padilla, Diego Enríquez y Miguel de Moncada. Frente a las flechas turcas, se impuso el arcabuz cristiano y las medidas de Don Juan de Austria para aumentar la eficacia de tiro: embarcó españoles en las galeras venecianas y cortó los espolones de las galeras.

Juan de Austria Fue en el golfo de Corinto, y el soldado bisoño Miguel de Cervantes estaba perteneciente a la escuadra de don Álvaro de Bazán. Como recuerda David Nievas Muñoz, asesor histórico del pintor, «ante el rumor de que habría combate Cervantes pidió, como otros tantos soldados aquel día, licencia para pelear. Y como creía no poderla obteneruna barcaza que cuando se usaba se mantenía sobre la cubierta». En ella se situaban los arcabuceros, para poder disparar al enemigo desde una posición más elevada, asistidos por soldados bisoños.

Galeazas venecianas Las galeazas eran una variante gruesa de la galera y fueron empleada por los venecianos en Lepanto como plataforma artillera. Su lentitud hacía que fuera necesario que otras galeras la remolcaran hasta el combate. Al contrario de lo que la historiografía italiana ha relatado, su participación fue limitada. La lucha desembocó tan rápido en una lucha terrestre en la mar que las 6 galeazas se vieron sobrepasadas. En la imagen, Sebastiano Venier, comandante veneciano, aparece en primer plano por tratarse de un cuadro de esta república.

La alianza del Papa Pio V El Papa Pio V fue el artífice de la Santa Alianza contra el poder otomano. Además de dinero, el Pontífice envió 12 galeras al mando de Marco Antonio Colonna. El romano era un viejo aliado de Felipe II y actuó con coraje. Su embestida contra «la Sultana», cuando ésta se encontraba luchando contra «la Real», condenó a muerte a Alí Pachá. A su regreso a Roma el nuevo Papa Gregorio XIII lo ratificó en su puesto. En la imagen se puede ver a Colonna en una galera con el símbolo de las llaves de San Pedro.

Españoles Fue en el golfo de Corinto, y el soldado bisoño Miguel de Cervantes estaba perteneciente a la escuadra de don Álvaro de Bazán. Como recuerda David Nievas Muñoz, asesor histórico del pintor, «ante el rumor de que habría combate Cervantes pidió, como otros tantos soldados aquel día, licencia para pelear. Y como creía no poderla obteneruna barcaza que cuando se usaba se mantenía sobre la cubierta». En ella se situaban los arcabuceros, para poder disparar al enemigo desde una posición más elevada, asistidos por soldados bisoños.

Cervantes, el soldado La galera «Marquesa» fue víctima de una sangría de la cual solo Cervantes y unos pocos pudieron salir con vida. El joven escritor de Alcalá de Henares se encontraba con fiebre en la bodega del barco cuando fue informado de que el combate amenazaba con engullirlos. Como ha representado recientemente Ferrer Dalmau, el soldado bisoño Cervantes fue herido por dos veces en el pecho y por una en el brazo.

Don Juan de Austria, el bastardo Con los años el hijo bastardo de Carlos I de España se convirtió en un fiel reflejo de lo que había sido su padre y de lo que nunca pudo ser Felipe II: un hábil jinete, un rápido espadachín y un amante de la guerra. Tras sofocar la Rebelión de las Alpujarras, Don Juan de Austria se postuló para encabezar la coalición cristiana contra la temida flota otomana. El joven tuvo un ejercicio perfecto en la batalla. Empleó su afable carácter para mantener en calma las relaciones con Venecia y supo compensar su poca experiencia –solo tenía 24 años– dando voz a consejeros más curtidos.

Pólvora española La mayor potencia de fuego, sobre todo la de los disciplinados arcabuceros, marcó las diferencias en Lepanto. De los 28.000 infantes cristianos, 8.000 eran españoles y 12.000 los pagaba Felipe II. Los Tercios españoles embarcados estaban a las órdenes de Lope de Figueroa, Pedro de Padilla, Diego Enríquez y Miguel de Moncada. Frente a las flechas turcas, se impuso el arcabuz y las medidas de Don Juan de Austria para aumentar el campo de tiro: embarcó españoles en las galeras venecianas y cortó los espolones.

Jenízaros, una unidad de élite Entre las tropas turcas había 2.500 jenízaros, armados con arcabuces y adiestrados desde pequeños. Esta unidad de élite se nutría de las levas forzosas que se hacían a niños y jóvenes en los territorios balcánicos ocupados por los turcos. En Lepanto su participación no pudo ser destacada, para empezar porque suponían una fuerza escasa. Tras seis meses de operaciones marítimas, la flota turca se encontraba muy debilitada y la mayoría de los jenízaros dejaron los barcos con el pretexto de visitar a sus familiares.